lunes, 3 de noviembre de 2014

MISIÓN: EXPLORAR LAS ISLAS DE LA PENINSULA DE JAFFNA 03 NOV 14 By Adventur

Los viajes son como la vida misma, presentan estaciones, cambios de tiempo, cambios de sensaciones, a veces te encuentras en una cumbre y otra en el más profundo de los valles. Llegados a la zona más al Norte de la Isla perlada, y habiendo explorado sus básicos en el día anterior, nuestra intención en el nuevo día era una exploración muy exhaustiva de sus islas. 

A través de un viaje por carretera, que iba comunicando una isla con otra, podíamos comprobar como el paisaje se iba transformando, y la calzada empeorando. Una sabana húmeda de antiguas campos de arroz, se dibujaba a derecha e izquierda, mientras en un acto de desesperación por la rutina del momento, fotografiábamos tres garzas, un pato, un águila de cabeza albina, y ya puesto contamos los millones de baches de la carretera que convirtieron nuestro medio de transporte, veces en una coctelera, veces en un trituradora que causaba diferentes efectos en el personal, a unos les daba por dormir e imaginar que les daban un glorioso masaje de cuello y espalda; mientras que otros detenían la marcha en cada esquina con la premonición de descubrir entes vivos aún no vistos por el ojo humano. 


Pero, no importaba, era una espera insustancial, estábamos cerca, cerca de nuestro ferry que nos trasladaría a una isla que conmemoraba y unificaba en un espacio ínfimo las doctrinas budistas e indoctas. Tampoco importaba que el viaje de media hora se hubiera convertido en uno de hora y tres cuartos, mientras el cielo plomizo advertía con el advenimiento de tormentosas descargas fluviales. 



Tras realizar el último tramo, dejamos neutra tarjeta de visita en el control, e hicimos cola ordenadamente en unos cómodos asientos de cemento maquillados con un color terroso. De repente; unos carteles llamaron nuestra atención; rezaban: ¡No olviden colocarse sus chalecos salvavidas!, como? disculpen? hay alguien ahí?, esto no era un ferry?


Sí señor, el ferry era un bote azul enorme, cubierto por tablones, y con dos agujeros, por los que nos precedían en la fila desaparecían con su chalecos salvavidas puestos, adentrandose en sus fauces-Sabes esa sensación en un Thriller cuando la protagonista escucha un ruido y ella tan moderna e independiente sale de su casa a una fría y opaca noche de invierno, y tú sólo puedes pensar que lo que habrías hecho era cerrar las puertas con tres candados y luego sellar las ventanas con una mezcla de poxicilina y silicona, e invernar hasta que en la primavera siguiente solo te quedaran dos opciones: o cenarte tu brazo izquierdo o salir a ver si el tipo, el animal o cosa se había cansado de esperarte y se habíaa marchado a asesinar a otro de tus vecinos más confiado?—Pues eso mismo se me paso por la mente, y que hicimos, nada entrar , no lo pensamos ni un segundo. Nosotros y unas 50 personas y personitas mas, que se agolpaban sentadas, de pie, en cuclillas, unas encimas de otras, eso sí, con vestimentas de colores muy vivos y con unos olores personales que pronto echaríamos de menos cuando, con un impacto y un crujido el motor dío paso a un batir de agua que puso en marcha el bote azul y triste a través de las aguas que reflejaban un cielo que seguía amenazando con lluvias; y progresivamente emponzoñaba el aire con un fuerte olor a gasolina, que se quedaba pegado a tu piel, y se incorporaba a tus pulmones en cada bocanada. Menos para Cristina, todos tosían, todos ponía cara de mareo,los niños miraban a sus padres con el miedo de lo denso y desconocido, pero ella no, ni sentía ni padecía, era como visitar a Alicia tras caer por el agujero de conejo, una maravillosa y alternativa realidad. 



Llegar, dejar los chalecos, pagar las noventas rupias, y comenzar a llover todo fue uno. Que bonito día, que maravillosa travesía, quien querría correr por una pradera verde y sedosa acariciando tus pies, cuando, se podía tener un día lluvioso, y suelo áspero que agrietara tus píes, y un futuro incierto por descubrir. Pues claro, nosotros, hoy estáis sembrados…

El templo indú, muy colorido, muy muy sobrecargado, con muchos dioses, todos ellos mitad de algo, no si no tengo que describirlos; pensad en un animal cualquiera, añadirle el torso de un hombre y luego una vaca al lado y ya os ha tocado un dios hindú, y no es cuestión de ofender que tienen más de 300, para todos los gustos!!!



Y seguimos en el templo, ahora tocaba el quitarse la camisa, el ponernos un punto en la frente (que luego tendríamos que llevar todo el día, una marca a base de cenizas, y dos sustancias pigmentantes, y no, no podéis preguntar de que estaba hecho todo eso, a veces, la ignorancia es la mejor arma de un turista) y entrar en un recinto nuevamente lleno de dioses y recargado, con una emocionante ceremonia a base de tambores, flores, más tambores, y flores.


Pronto nos cansamos del ritual, y atravesamos unos 50 metros de carretera para llegar al templo budista, en su interior no encontramos ninguna sorpresa, o sí, una estatua de elefante que se levantaba en la representación de un mar de coral y sin uno de sus colmillo. Además , el incesante graznido de los cuervos, nos acompañó durante la visita, y el retorno a nuestro puerto isleño. Tras un viaje de las mismas características y unas nauseas que sólo terminaron al despedir a mi bienaventurado bote azul que doy gracias por no sufrir ningún percance, volvimos a nuestro coche, y tras hacer una parada técnica para comprar mangos con azúcar que luego resultar ser sal y chile más agua refrescante; volvimos a una Jaffna encharcada y bañada en barro por las fuertes precipitaciones. 



Nos organizamos para comer, y tras ver que era temprano, nos decidimos a visitar un faro en el Point Pedro, dónde un paisaje salvaje, nos descubrió a una población que siendo arrasada por el tsunami del 2004; acogía a los visitantes con agrado y cordialidad, y se empeñaban a a cada paso que les hiciéramos fotos, cosa que como imaginaran a estas alturas del blog odiamos profundamente. La noche se cerraba sobre nosotros, mientras las nubes se iban disipando, un presagio de buen tiempo ? quien sabe?; nos despedimos de los nativos y volvimos con una serpenteante conducción por la carretera con destino a nuestro Green Grass Hotel, para preparar un día de transito hacia Tricomalee. 

6 comentarios:

  1. Ay mi niño q miedito esa barca ....claro la Cris como no huele jiji...
    Bueno espero q mañana sea mejor día cn solito y seguro!! Q sepas q me he reído cn la explicación dl dios ;-)
    UN BESOTE
    odiando ya make photo? Mu mal

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  2. Hay que ver...yo esperando ver alguna foto y algún consejillo antes de emprender mi propio viaje....¡¡¡¡y me encuentro con esto!!!
    Chapó por ti Chema y por tus compis de viaje, muy bien elaborado. Las fotos increíbles. ¡¡Que ganas de estar allí ya!! Estoy contando los días...yuhuuu.
    Debora alias Nikita

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  3. Gracias Nikita, desde luego que está siendo una experiencia muy chula.
    Besos desde la otra parte del mundo.

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  4. Nefelo: Coincido con Roja, la explicación de los dioses muy didáctica. :-)
    Estoy echando de menos los masajes ayurvédicos. ¿Todavía no los habéis recibido o es que lo queréis reservar para vuestras vivencias internas?

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  5. Nefelo, nefelo.... No te preocupes que esa entrada no la hemos hecho aún... Pero ya ha habido masajito... Hoy sinpuedo lo cuento. Besotes!!!!

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