29/10/2014
3.50 AM los nervios del viaje no me dejan dormir, he optado por ser un chico bueno y me decidido no molestar, la solución, ha sido ponerme a planchar y terminar de ultimar los detalles de la mochila, batería de móvil, iPad y cámara a tope para soportar la intensidad de los días que se avecinan.
Tengo la sensación que todas las cosas que nos van a pasar en este viaje, van a ser buenas,mensajes que vas encontrando con el paso de los acontecimientos, por ejemplo, nada mas llegar al mostrador de facturación y después de haber hecho el check-in on line y tener los asientos asignados, la chica del mostrador, nos ofreció dos asientos en la puerta de emergencia, así da gusto empezar la mañana.
A nuestra llegada a Barcelona y después de hacer el camino de Santiago desde la salida de nuestro avión a la recogida de equipajes, nos esperaba nuestra amiga Elena que nos tenía preparadas un par de sorpresitas que nos iban a alegrar el día.
Tras una hora en el mostrador de Eurocar nos dirigimos en busca del coche perdido, que momento, como simplemente el colocar un espejo retrovisor y un asiento puede humedecerte los ojos de la risa, el trayecto desde el parking del aeropuerto hasta el hotel fue un desmadre, entre carreteras, conductores, GPS y ganas de pasarlo bien, no paramos de reírnos durante la hora de trayecto, y eso que el hotel estaba a 4.4 km del aeropuerto del Prat.
Nuestro primer hotel ha sido el Frontair Congress Barcelona, la verdad es que la primera impresión no fue muy buena, y mas siendo una persona que se dedica a la atención de clientes, que te encuentres a una recepcionista con la camisa sin planchar y sin una sonrisa a la llegada, pero bueno, tampoco se puede pedir mucho por el precio que costó la habitación triple, 110€ con desayuno para los tres.
Después de llegar a la habitación y dejar nuestras maletas, nos fuimos a Barcelona, la verdad es que me fascina esta ciudad,además nos acompañó un día primaveral, el cielo azul, sin una nubes y el simple hecho de pasear por sus calles ya era una delicia, nos fuimos a comer a un restaurante italiano con mucho encanto llamado Tragialeta, desde luego no podía faltar nuestro vinito italiano acompañando a un buen capaccio de ternera.
Después de saciar nuestros estómagos, nos dirigimos a la tienda de Apple de plaza Cataluña, donde entre aplicaciones, apalabrados, contraseñas olvidadas y muchas diversión, nuestra amiga Elena siguió moviendo sus hilos tres entradas para el musical Sister Act, que maravilla de show, 2 horas 45 minutos de diversión y mucho talento, hasta el público participó en el espectáculo, levantándose un señor a la llamada de uno de los cantantes, cuando este decía, te esperabaaaaaaa a tiiiiiiii.... Jijijijijijijiji...
A la salida del musical nuestros estómagos estaban reclamando mercancía, y Elena nos llevo a cenar a un japonés riquísimo, el restaurante lo regenta Terry y se llama KIOKA muy recomendable.
Desde luego que durante toda la tarde, manteníamos contacto con la tercera mosquetera, que tenía su vuelo por la tarde y tenía prevista la hora a Barcelona a las 23.30h durante nuestra conversaciones vespertinas, le íbamos poniendo los dientes largos de nuestro maravilloso día en la ciudad condal.
Tras 22h despierto, mi cuerpo se abandono y se dejo llevar por Morfeo.
Mañana seguimos.